La huerta y el entorno de Igartubeiti en abril

29/03/2019
Ya ha llegado la primavera junto al mes de abril. De cara a verano, es el momento de empezar y terminar los preparativos de la tierra. Los/las baserritarras, durante el invierno preparaban las herramientas para trabajar la tierra en abril. Tradicionalmente abril se ha conocido bajo el nombre de “jorraila”, el mes para trabajar, escardar y cultivar la tierra. El refrán dice así. “apirileko lorea, urrea”, a partir de abril empieza la eclosión de la floración.

LA HUERTA

El mes de abril debe estar la tierra lista para las plantaciones, la temperatura de la tierra se va templando. En la vertiente atlántica del País Vasco, al ser la tierra más arcillosa y al contener mucha agua, estos trabajos pueden atrasarse en estos trabajos por que la tierra contiene mucha agua.   

Es un buen mes para crear o fortalecer los prados y el césped. Es decir, es la época de sembrar la semilla para crear el césped. Primero con la narria o el rastrillo escardaremos la tierra y sembraremos las semillas. A continuación, esparciremos un poco de abono orgánico, lo aplanaremos todo con el rodillo y para finalizar lo regaremos. En verano habrá que regar en abundancia.

 Arando la tierra

Puede que no sea tan conocida ni en nuestras huertas ni en nuestras cocinas pero para darle un poco de color y variedad a la huerta, podemos plantar remolacha. El punto de partida tanto de la remolacha como de la acelga es la misma. Es decir hacia el siglo II a.c. en el norte de África y en el oeste de Asia, comenzaron a cultivar una planta salvaje de la que luego surgieron la remolacha por un lado y la acelga por otro. Hoy en día estamos acostumbrados a comer la parte de las raíces de la remolacha, pero no siempre ha sido así. En un principio sólo se consumía la hoja y la parte de las raíces se dejaba para el dolor de cabeza y de muelas. Posteriormente los romanos empezaron a consumir la parte de las raíces y a partir del siglo XVI, fueron los ingleses y alemanes quienes extendieron la costumbre de consumirla.

Existen tres grupos de remolacha pero utilizaremos “la remolacha de la huerta”, de color rojizo. La remolacha es una planta bienal. Es decir, el primer año surgirán las hojas para que crezcan las raíces y la parte inferior. El siguiente año será la floración.

Es una planta a la que le gusta el agua, pero sin que la tierra esté muy arcillosa ni aguada. En cuanto al regadío, si no tiene suficiente agua se puede agriar. También le gusta la frescura y no teme al frío. En cuanto al abonado, por ejemplo podemos plantar en un sitio donde antes haya existido una plantación, ya que le gusta el “abono viejo”. Y además le gusta la sal, por lo tanto, podemos echar un poco y mezclar con la tierra antes de plantar, de esta manera ayudaremos a que las raíces crezcan mejor y más grandes. La mejor época para plantar la remolacha es cuando se haya templado la tierra, es decir a partir de marzo, por lo que abril es una buena época. Plantaremos en una hilera, dejando entre ellas unos 30 cm y de planta a planta 15 cm. Para que la tierra conserve la humedad o el agua, entre las plantas añadiremos un poco de hierba que hemos cortado, hojarasca, helecho… En verano regaremos con abundancia.  Al cabo de tres meses podremos recoger la cosecha de la remolacha. Las hojas también se pueden aprovechar.

Y por otro lado, el mes de abril es un buen momento para empezar a plantar aquellas plantas que nos ayudarán con las plagas de la huerta. Las plantas aromáticas: lavanda, albahaca, romero, menta, orégano… Estas plantas, mediante su color y el aroma que desprenden atraen a diferentes polinizadores y protegen las plantas de diferentes plagas. 

EL ENTORNO

En abril, a lo largo del País Vasco observaremos las primeras floraciones, de las plantas que hay en el entorno de los caseríos y de las silvestres.

Peral en flor

Una de de esas plantas que crece sin que tengamos que prestarle ningún cuidado ni ayuda y que es muy abundante en las laderas de las montañas, es la argoma o tojo. Es una planta o arbusto de origen europea. Tiene unas hojas pequeñas y espinos con una flor muy vistosa de color amarillo. Se ha utilizado en los caserío como un recurso natural. El acceso a la argoma nos estaba limitado, se gestionaba de una forma comunal. Esta planta también nos permite hablar de los ritmos de trabajo y la música.

Cuando necesitaban abastecerse de la argoma, los/las baserritarras tenían que pedir permiso y pagar un impuesto, ya que las tierras de donde provenía muchas veces eran o de propiedad municipal/comunal o  privada. Además, se imponían una serie de normas como por ejemplo, cuántos kilos de argoma podían cortar y en qué días. Esto supuso varios y diversos conflictos entre los baserritarras y los propietarios de las tierras, bien ayuntamientos o bien agentes privados, de los que tenemos constancia en los archivos municipales desde por lo menos los siglos XV y XVI.  

La argoma se utilizaba para diferentes tareas, en los hornos de cal o para el fuego de la cocina. Cuando escaseaba la leña, se utilizaba como combustible. Hacia el final del invierno , si no quedaba suficiente hierba para el ganado que estaba en el establo, el/la campesino/a solicitaba inmediatamente los permisos para sacar argoma de los montes para utilizarla como alimento para el ganado si el invierno se alargaba mucho. ¿Cómo utilizaban como alimento un arbusto con espinos? De nuevo surge la parte artística del caserío, convirtiendo un ritmo de trabajo en juego hasta crear música. Se colocaba la argoma en una plataforma de madera y entre 3 o 4 personas se machacaba con las trabazas de madera que tenían un filo de hierro en su parte inferior. Golpe a golpe hasta machacar todos los espinos de la planta, utilizando diferentes ritmos. Una vez machacada toda la argoma se le daba al ganado.

Siguiendo con la floración que se está activando, una vez más hay que poner atención en los manzanos, es el momento de su floración. Las pujas ya han comenzado a abrirse, desde donde brotarán las hojas y las flores, y por último la fruta. Esta floración es un poco complicada ya que el frío y las lluvias pueden complicar su ciclo natural, interrumpiendo la polinización.

Y por último, recordar que en abril se pueden plantar aquellas plantas o árboles que no pierden la hoja. Por ejemplo, la palmera, el olivo o la encina. La bellota de éste último árbol se utilizaba como alimento para el ganado y la madera para elaborar el husillo (tornillo) del lagar.