De cuando los pastos y las huertas se convirtieron en cementerios

30/03/2020
Desde el Caserío Museo Igartubeiti estamos intentando que en estos días, mediante diferentes propuestas, nuestros contenidos, con su historia y patrimonio estén accesibles a todo el público. En esta ocasión, os proponemos una mirada a la historia para descubrir cómo afectaron las diferentes epidemias a nuestros/as baserritarras e intentar reflexionar sobre lo que nos está afectando en la actualidad.

En el País Vasco entre los siglos XIV y XVII fueron dos las epidemias que asolaron al campesinado: la Peste Negra y la Peste Atlántica.

Es conocida la epidemia que devastó la Europa medieval de los siglos XIV y XV, la peste negra. Desde el siglo XIV hasta el XVIII, esta enfermedad aparecía de tiempo en tiempo, menguando la población europea en un 40%. 

Lo poco que sabemos es que la peste negra llegó al País Vasco en la segunda mitad del siglo XIV. En el contexto social y económico de aquella época, las ciudades vivían un renacer y como consecuencia de la estrecha relación entre el campo y la ciudad, aumentaron los mercados locales. Es posible que la peste entrase a través de  estas vías de comercio y el Camino de Santiago, desde Navarra y la costa de Gipuzkoa. 

Todavía en este momento los/as campesinos/as no vivían en los caseríos que conocemos hoy. Para construir caseríos como Igartubeiti, todavía faltaba un siglo. De modo que en la vertiente atlántica lo/as campesinos/as vivían en cabañas medievales en las laderas de las montañas o en el caso de la vertiente mediterránea, en pequeños poblados rurales. 

Esta peste no afectó de la misma manera a los diferentes grupos sociales. En concreto el campesinado pasó por grandes dificultades, ya que se encontraba debilitado debido a las hambrunas anteriores a causa de un enfriamiento del clima.  Además, su situación política y social no les era favorable, en aquel sistema feudal dominado por la nobleza. La peste todavía agravó más esta situación: la nobleza subió las rentas de la tierra y los precios de algunos productos aumentaron de manera desproporcionada. Las medidas que establecieron los Gebara,  uno de los linajes más poderosos que dominaba en Gipuzkoa y Álava, son ejemplos de aquella situación: 

  • Aumentó las rentas sobre la tierra: los campesinos tenían que pagar tanto en monedas de la época como en especias (trigo, pan, sidra..)

  • Impuesto por el uso del bosque

  • Estaban obligados a comprar su trigo y utilizar sus molinos

A causa de tan grave situación, el campesinado tuvo que dejar de cultivar muchas tierras, y algunos de los poblados del Reino de Navarra o también en Vizcaya y Álava se abandonaron. No es de extrañar que saltaran revueltas de campesinos en diferentes entornos, signo del  malestar social. 

Pero la epidemia que más afectó a los/as baserritarras llegó hacia el año 1597. Durante el siglo XVI se estaban produciendo algunos cambios tanto económicos como sociales que abrieron la puerta a la Edad Moderna. Según algunos, es la  Edad de Oro del País Vasco. 

Es en ese contexto en el que comienzan a construir miles de caseríos como Igartubeiti. La crisis anterior dio un poco de tregua a los/las baserritarras, y aunque seguían bajo la sombra de la nobleza, sin duda supieron aprovechar para cultivar y trabajar nuestro entorno y levantar estas magníficas edificaciones que hoy en día son nuestras casas, lugares de trabajo o museos. La conquista de América y la apertura de nuevas vías de comercio junto a los cultivos nunca vistos que llegaron del nuevo mundo afectó de lleno al caserío. ¿Quién abastecía a ese nuevo sistema social, político y económico que estaba emergiendo?

Aquellos/as baserritarras, sin tiempo de disfrutar de sus nuevos caseríos y entretenidos en adaptarse a los nuevos tiempos y cultivos, de repente se vieron atrapados en una nueva epidemia: la peste Atlántica. Llegó a través del navío “Rodamundo”, procedente de Flandes y  que tomó puerto en Santander. Venía cargado de ropas y textiles de todo tipo, que estaban infestados de pulgas. Cuando comenzaron a vender estos textiles en los mercados de las villas cantábricas, la enfermedad se propagó enseguida, en primer lugar en las villas y después en el entorno rural. 

Además, cabe mencionar que algunos de los sucesos de los años anteriores, como las  inundaciones del año 1593, que destruyeron molinos y campos de cultivo; o las hambrunas del año 1594 debilitó biológicamente a los/as baserritarras. Por ejemplo, en Oñati la población disminuyó mucho a causa de la enfermedad, o cerca de Igartubeiti, en la ferrería de mirandaola murieron todos los ferrones. 

Las crónicas o la documentación de la época nos muestran una escena de miedo y vulnerabilidad. Relatan que la aristocracia escapó de las ciudades y se refugió en sus casa y palacios de campo. Mientras que los/las baserritarras tuvieron que permanecer en sus recién construidos caseríos que no contaban con la suficiente higiene para albergar una familia de 12-14 personas junto al ganado. Además, como consecuencia de las medidas establecidas,  debían permanecer dentro de la casa con las ventanas y las puertas totalmente cerradas.  No, no tenían balcones ni el bingo de las 12:00 ni el dj de las 18:00. ¿Cómo pasarían esos días en Igartubeiti? 

Los campos se quedaron sin labrar. La cosecha de trigo y de otros productos se pudrió en los campos, o lo poco que se pudo cosechar lo acaparó la aristocracia para sí y para especular.  Aquellos campos y cultivos se utilizaron como cementerios. Y el ganado andaba suelto por los pastos sin control. 

Volviéndo a Igartubeiti, en estos  últimos años del siglo XVI y en los primeros del siglo XVII, la familia Kortabarria de Igartubeiti, pasaba por una situación difícil. Según los documentos al “etxeko jauna”, Juan Kortabarria, se le murieron todos sus hijos, y el caserío se quedó sin fuerzas  para poder trabajar la tierra, cesando del todo su actividad agrícola. Dadas las circunstancias, la familia Kortabarria optó por dedicarse a la ganadería, a través de un trato que hicieron con algunos baserritarras del entorno para repartir las ganancias. De modo que, directa o indirectamente la peste también afectó a Igartubeiti, eso sí, no les faltaría sidra. 

Pero en pocos años, al nombrar a Kattalin como heredera, la situación de Igartubeiti cambió por completo, a la vez que florecía el espino albar, comenzaron a sembrar los nuevos cultivos que llegaron de América: maíz y la alubia entre otros.