El papel de la mujer en el siglo XVI

15/11/2012 Mujeres
Los libros de historia han marginado totalmente a la mujer, porque los han escrito los hombres. Sin embargo, la presencia de la mujer en muchos documentos y escritos es obvia. La escritora Toti Martinez de Lezea y el profesor, documentalista Jose Antonio Azpiazu, entre otros, han recuperado nombres, vidas y acontecimientos de diversas mujeres.

Hemos pensado tratar este tema de la mujer en este post, tras leer en prensa, las entrevistas a Toti Martinez de Lezea y Jose Antonio Azpiazu.

Toti Martinez de Lezea ha publicado recientemente en Ttarttalo, su último libro, Mareas, dónde recopila 35 relatos de ficción y con el que pretende recuperar la memoria de las mujeres de la costa vasca. 

Toti rememora en este nuevo trabajo las andanzas de mesoneras, esclavas, contrabandistas, empresarias, curanderas, alcahuetas, matronas, erromintxelas, bateleras o corsarias, ambientadas en distintas épocas. Algunas de estas historias están basadas en hechos reales, como la de las dos hermanas que fletan un barco en Zumaia o la historia de la mutrikuarra Isabel de Lobiano, que se enfrentó a la iglesia y a la administración de la época, en el siglo XVI, por amor.

En opinión de Toti, la mujer nunca ha tenido poder, tampoco en Euskal Herria.

El primer libro publicado por el profesor y documentalista, Jose Antonio Azpiazu fue  Mujeres vascas, dónde se relatan sucesos relacionados con las mujeres que él ha descubierto en muchísimos documentos y escritos. Sobre todo en los del siglo XVI, la presencia de la mujer es muy abundante, como dueña de negocios y sobre todo en torno al lino. En aquella época en la que la mujer no tenía presencia jurídica, en la que necesitaba el consentimiento o la firma de su marido para todo. Fue entonces cuando debido al trabajo del lino, el protagonismo de las mujeres solteras fue enorme. Las mujeres consiguieron la libertad jurídica cuando acudían a realizar sus contratos con los escribanos y notarios. Las mujeres casadas y las monjas cubrían sus cabezas con la beatila. Fueron capaces de extender esta costumbre en toda la península. El hecho de que la iglesia considerara este tocado como símbolo fálico, debido a los dos cuernos, no supuso la desaparición de esta costumbre y las mujeres vascas continuaron usando la beatila, hasta el desastre de la Armada Invencible, con el concilio de Trento, que fue entonces cuando la mujer pierde su libertad jurídica.

Mujer del siglo XVI