Marzo: a las puertas de la primavera

05/03/2021
“Martxoaren erdin gaua eta eguna berdin” dice el refrán, y poco a poco nos iremos dando cuenta que tiene razón. El día y la noche comienzan a igualarse a mediados de marzo y gracias a esa luminosidad, la tierra recibe rayos de sol. A causa de este fenómeno la tierra comenzará a templarse. Comenzaremos a ver cambios en el entorno; las flores y los vástagos comienzan a brotar y así colorean nuestro paisaje. Del mismo modo, los olores y los cantos de los pájaros cobrarán fuerza.

Las horas de trabajo se están alargando y tenemos muchos quehaceres. Primero, tendremos que retirar la cosecha de invierno. Antes de comenzar con el huerto de verano, es un buen momento para realizar la planificación adecuada de la huerta: donde plantar las diferentes plantar, cuantas pondremos, a que distancia, cómo realizaremos la rotación de un modo adecuado,...Tendremos que medir cuántas plantas pondremos (según nuestras necesidades y el espacio que tengamos en nuestra huerta). Si queremos realizar la multiplicación de semillas, esta planificación tiene mucha importancia: para mantener la distancia mínima entre diferentes variedades, para que algunas pocas plantas no caigan en la endogamia,…

Entonces, una vez que ya hayamos pensado cómo seccionar nuestra huerta, podremos comenzar con la cosecha de verano. Podemos comenzar sembrando la patata, también la calabaza, los calabacines, los pimientos y los tomates, por ejemplo. Por otra parte, podemos plantar cebollas, cebollinos, cogollos y remolacha.

Si queremos plantar remolacha, tenemos que tener en cuenta que esta planta prefiere tierras húmedas y un ambiente fresco. La tierra ha comenzado a templarse, por eso es momento de plantarlos ahora, y en un par de meses estarán listos para recogerlos. Eso sí, cuidado con que no se pase mucho en tiempo, si no la miga se vuelve áspera. La remolacha no es muy exigente con los nutrientes del suelo, lo que permite colocarla en terrenos donde anteriormente se han plantado otras hortalizas. Sin embargo, es muy sensible al frío y las heladas.

El origen de la remolacha se ubica en el norte de África. En sus principios, era una planta silvestre, y el cultivo de estas comenzó en el siglo II a. de C. Poco a poco se desarrollaron dos plantas, por una parte la acelga, de hojas hermosas, y por otra parte la remolacha, de raíz gorda y con mucha miga.

Antaño, solamente se comía la hoja de la remolacha, y lo que comemos hoy en día, es decir la raíz, se utilizaba como medicina para aliviar los dolores de muelas y de cabeza. Pero ¿cuando comenzamos a comer la raíz? Al parecer, comenzaron los romanos, aunque en nuestra se adentro más tarde. En el siglo XV, la remolacha se vuelve parte de la dieta en Francia y en España. En Alemania y en Inglaterra este fenómeno pasó un siglo después. Pero hay un siglo muy importante en la historia de la producción de la remolacha, el siglo VIII. En este siglo, un científico alemán descubrió que de la remolacha se podía extraer azúcar, y así, en el siglo XIX comenzó su comercialización.

Se diferencian tres grupos de remolacha: remolacha forrajera, remolacha azucarera y remolacha hortícola. Este último es el que cosechamos en nuestra huerta. La remolacha roja es la más conocida, pero hay variedades de diversos colores: blancas, amarillas,... La remolacha también se puede utilizar como tinte natural para dar color. Betacianina y betaxantina son los pigmentos que le dan color.

Si quieres empezar con una huerta, la primavera es un buen momento para darle comienzo. Por una parte, el tiempo va mejorando y esto nos ayudará a cogerlo con ganas, y por otra parte, porque podemos comenzar a experimentar con las aromáticas. No supone mucho trabajo, pero necesitan cuidados y dedicación, entonces, podemos poner un pequeño huerto de aromáticas para ir cogiendo iniciativa y experiencia. Podemos sembrarlos desde marzo hasta abril, y si queremos hacer plantación, todavía podemos esperar, tenemos tiempo hasta mayo. Hay que tener cuidado con el frío, ya que puede dañar las plantas. Podemos comenzar sembrando, albahaca, caléndula, eneldo, menta, romero, tomillo y manzanilla, entre otros.

¿Sabéis para que es buena la caléndula por ejemplo? A parte de tener una flor naranja preciosa, la caléndula es muy buena para cicatrizar heridas. También es recomendable para personas que tengan la regla, porque ayuda a regularla y a calmar el dolor. Aunque no sea tóxica, se recomienda no usarla en caso de que la persona consumidora esté embarazada. También hemos mencionado otra estrella: la manzanilla. Esta es la más conocida, ya que es muy buena para aliviar los dolores de tripa. En muchos casos, también se utiliza para limpiar heridas y conjuntivitis. Además, no tiene ninguna contraindicación.

Marzo: a las puertas de la primavera

El endrino de Igartubeiti floreciendo