Noviembre, época de siembra

10/11/2020
Noviembre en euskera se conoce bajo muchos nombres: “hazila”, “zemendia”, “lenabendu”... El/la baserritarra ha creado su calendario dependiendo de la época, sus características y las labores del campo y no por los números. Con los cambios sociales esta costumbre de poner o nombrar cada elemento que nos rodea con un nombre y significado, se sustituyó por un ordenamiento numérico.

En euskera, los nombres de los meses tienen un significado o carga simbólica. Recopilan información y conocimiento. No es sólo el primer, segundo o décimo mes. El nombre representa un momento o ciclo natural concreto al que el caserío responde culturalmente.  “Todo lo que tiene nombre es”. En aquella sociedad basada en la trasmisión oral, se servía de la riqueza lingüística para salvaguardar ese patrimonio que no se había escrito. De modo que es diferente a poner un número. Nos hablan de modos de mirar y estar en el mundo.  

  • Noviembre en euskera también se ha conocido bajo diferentes nombres: Azaroa o Hazila: Significa la época de semillas. En concreto indica que es buen momento por las características ambientales y ecológicas para sembrar o guardar las semillas. Por ejemplo, cuando hay buenas condiciones para sembrar se dice “azaro ona”. Es decir, que representa que la tierra, la humedad y el sol agrupan condiciones favorables para la siembra.
  • Zemendia: Viene del latín, de la palabra “semen”. Originalmente en latín significaba semilla. En concreto la semilla de los cereales para la siembra: trigo, cebada, avena,etc. De modo que tiene el mismo significado que azaroa o hazila.

 

LA HUERTA

Siguiendo el significado de azaroa, hazila y zemendia, en noviembre podemos llevar a cabo diferentes siembras, en concreto de cereales: trigo, cebada, centeno, etc. Algunos con intención de cosechar, otros con intención de utilizar como abono verde en primavera. 

Por otro lado, la semilla que sembramos en agosto ya ha hecho su presencia en la huerta de Igartubeiti. Pronto se podrá cosechar el nabo. No es muy conocido y hoy en día menos, ya que prácticamente no es parte de nuestra alimentación actual. Tampoco ha sido a lo largo de la historia un elemento crucial en la alimentación humana. Por el contrario, sí ha sido crucial o básico para el ganado. En invierno era uno de los alimentos para el ganado. Al baserritarra no le daba mucho trabajo y además lleva bien el frío y las heladas. Hoy en día en algunos sitios sigue la costumbre de aprovechar el tallo y la flor del nabo, “arbi-gara”. Gara se denomina el tallo que crece en las plantas (puerros, cebolla…). Por lo tanto a ese tallo se le denomina arbigara, pues nabo en euskera es arbia. Por ejemplo en Arrasate y Bergara tienen costumbre de comer arbigara. 

Además, no hay que olvidar que estamos en la época de hacer las labores de abonado de la tierra. El compost, el estiércol u otros abonos orgánicos naturales los podemos esparcir en la huerta. 

Y en cuanto a las plantaciones, ¿qué podemos hacer?. Una opción fácil puede ser el cebollino. Es una mezcla de sabores entre la cebolla y el puerro. Aun así no es un bulbo como la cebolla. Son sus hojas o flores las partes que utilizaremos. Hoy en día también se utiliza en jardinería. Es originaria de la zona del norte, algunos lo sitúan en Canadá y Siberia. Y se extendió por Europa como hierba aromática.  Antes de plantar hay que utilizar bastante abono orgánico y escogeremos un rincón donde le dé el sol. El frío no le afecta tanto pero sí la sombra. Suele dar muchas ramas o tallos. En primavera, de los tallos que quedan se pueden coger algunas y plantar en otro rincón. Además de dar frescura a nuestros alimentos, en la huerta es amiga de las abejas. 

EL ENTORNO

En noviembre nos adentramos en la última recta de otoño, y aún estamos a tiempo de cosechar algunos frutos. Las manzanas que no se hayan utilizado para hacer sidra se pueden cosechar y guardar en el desván para que aguanten todo el invierno. Una buena variedad para eso es la reineta (errezil sagarra). Castañas, nueces, avellanas… también las tenemos a nuestro alcance. También la bellota si se quiere. Pero también tenemos otra fruta, que podemos encontrar en los alrededores de algunos caseríos: níspero.

El níspero es un frutal que da una fruta que tiene el mismo nombre. El nombre científico es Mespilus Germanica. De ahí podemos interpretar que es un frutal originario de Alemania. Pero tiene su origen en el occidente asiático en el este de Europa. Se extendió desde Asia a Grecia hacia el 700 A.C. Y después con el imperio romano se expandió por toda Europa. En la edad media era una fruta que tenía renombre, pero hoy en día el níspero japonés ha ido cogiendo sitio en su lugar.  Aunque pueda llegar a tener 5 m, se considera un arbusto. Su fruta se recoge una vez esté maduro. Suele coger una tonalidad amarronada.  Y es cuando está comestible, sino puede ser muy amargo. Además de su fruta, la madera también ha sido muy apreciada. Pues entre otras cosas, tradicionalmente con la madera del níspero se han elaborado “euskal makilak”.  

Pero más allá de los frutos otoñales, a esta época del año se le ha dado un carácter o una personalidad especial. Se dice que en el País Vasco, el otoño es la época más bella. Los colores, el viento sur, las setas, la variedad de frutas, etc. Todo ello ha formado un imaginario particular sobre esta estación. No solo en esta parte del mundo sino que también en otras muchas culturas. Otoño, es el tránsito de un estado  natural/ambiental a otro.  Suaviza el paso de verano a invierno. Poco a poco se va tranquilizando ese juego y frenesí que nos trajo la primavera y el verano. Es el inicio de esa pausa natural. 

Por ejemplo, los celtas también escucharon ese decrescendo rítmico de la naturaleza. Y relacionaron el otoño con la vejez. Lo caracterizaban a través del significado o simbolismo que le daban a algunos árboles que hoy podemos observarlos a nuestro alrededor. Uno de ellos es el álamo temblón, lertxuna en euskera. Si nos fijamos en sus hojas, observaremos que es un árbol peculiar.  A diferencia de otras hojas, estas tienen un movimiento singular. Con una leve brisa se  ponen  a bailar como si estuviera vibrando. Su nombre científico es populus tremula. Trémula en latín significa movimiento, y de ahí también el apodo “temblón”. Además en otoño sus hojas cogen una tonalidad espectacular. Pero no es por eso por lo que lo asociaron a la vejez. Está relacionado, por ejemplo, con el uso que se le daba a su madera. Por ejemplo, se utilizaba para hacer el escudo de armas de un linaje, que era representativo de su origen y antigüedad. 

También tenemos otro árbol, igual más conocido o escuchado que tiene un simbolismo o significado parecido. Y que aunque con la llegada del otoño o invierno sus hojas seguirán intactas. Es el tejo. No se relaciona directamente con la vejez pero es un árbol que puede llegar a vivir hasta 2000 años. En los alrededores de los palacios o casas torre, y también de los caseríos, solía haber algún tejo (y en otros sitios más sagrados), era símbolo de la antigüedad de esa familia, casa o linaje. 

Su madera ha sido muy útil, por su resistencia y dureza. Se han hecho con la madera de tejo diferentes herramientas de labranza, o en el caso de Igartubeiti, el husillo (tornillo)  del lagar se hacía con la madera de este árbol. 

Pero además de su utilidad, el tejo junto al roble, ha sido un árbol sagrado en el País Vasco. Los tres árboles que aparecen en el escudo de Gipuzkoa son tres tejos. las decisiones o "batzarrak", reuniones, se hacían junto a un roble o tejo, como testigo. Según algunos filólogos/as, del nombre hagin (tejo) pueden derivar "agindu" o "aginte" por ejemplo. Es decir mandar u ordenar. De modo que ese concepto de mandar u ordenar estaría relacionado con el consenso. Hoy es un árbol que está protegido, y hasta hace unos siglos ha sido un árbol sagrado y adorado. Incluso se creía que protegía la casa y el ganado de los rayos. 

Además, es un árbol que se inserta bien en el marco de creencias que acompaña el inicio de noviembre. En relación al “gau Beltza” o “la noche de  las ánimas”. Incluso en algunos rincones del País Vasco encontraremos tejos en los alrededores del cementerio. Parece que además de ser el árbol del poder, también era el árbol fúnebre para los vascos. De modo que puede que fuese el árbol que se venerara durante los primeros días de noviembre. Puede que le diesen este significado por los principios tóxicos que tiene este árbol. A saber, pero ¿por qué no hacerle un guiño estos días si nos encontramos con un tejo cuando salgamos a pasear?