Igartubeiti a fondo

Con motivo del 10º aniversario del Caserío Museo Igartubeiti, los técnicos que participaron en el proceso de restauración del caserío en la década de los 90, ofrecieron visitas guiadas especiales en junio de 2001.

Las visitas del historiador Alberto Santana, del arquitecto Ramón Ayerza y de Manu Izagirre,  técnico de Patrimonio del Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa, se grabaron y posteriortemente han sido transcritas.

Te presentamos en el archivo adjunto, la visita guiada ofrecida por el historiador Alberto Santana, en la que habla acerca del estudio histórico, de las características arquitectónicas de la época, las modificaciones en la estructura del inmueble, los modos de vida, los usos de los espacios, la cultura material. 

Alberto Santana: “Igartubeiti, el caserío de la sidra y el maíz"

Por su parte Manu Izagirre comienza la visita mencionando los productos de los siglos XVI y XVII cultivados en el huerto de Igartubeiti. Menciona también el desmontaje del caserío y la excavación arqueológica realizados durante su restauración. A lo largo de la visita, explica las diferencias constructivas de los siglos XVI y XVII, así como la evolución del propio caserío Igartubeiti. 

Con respecto a los espacios del interior del caserío, Izagirre cuenta varias curiosidades de la cocina y los dormitorios.

Al final de la visita, explica el funcionamiento del lagar de viga de Igartubeiti, mediante una maqueta.

Video de la visita de Manu Izagirre

Para finalizar el arquitecto Ramon Ayerza explica el estado en el que se encontraba el caserío Igartubeiti antes de su restauración, así como las diversas fases del proceso de restauración: la identificación de todas las piezas, el desmontaje,el tratamiento de la madera, la demolición de todo el caserío, salvo los muros de mampostería y el montaje final.

Ayerza menciona diversos métodos de análisis de la madera, que en su opinión, facilitan muchos datos. 

También explica la edad de oro que vivió Gipuzkoa durante el siglo XVI. 

Ramón Ayerza: "La identificación de las piezas fue lo más complicado de la restauración”